Descenso en tirolina "Sky Trek" sobre el bosque nuboso. Empresa Sky Adventures. Cerca del Parque Nacional de Monteverde. Provincia de Puntarenas. Costa Rica

Alguien voló sobre…los bosques de nubes de Costa Rica. En su sano juicio , Santiago Fernández Fuentes se deslizó en tirolinas, cruzó puentes suspendidos y se subió a teleféricos aéreos nocturnos para traernos este reportaje “en contrapicado” de algunas de las actividades más emocionantes que ofrecen los parques nacionales de Costa Rica.

Me imaginé que sería algo parecido a volar como los pájaros… Pero a medida que ibamos subiendo en los faldones de la Cordillera de Tilarán – primero en 4×4 por angostos y embarrados caminos, luego en teleférico y por fin subiendo a un árbol gigantesco en la cima del cual se encontraba la plataforma “despegue” sentado en mi arnés hacia otro rincón del bosque – sentí un angustioso cosquilleo en el estómago. “¡Qué hago yo aquí!”, pensé. Demasiado tarde.

A esas alturas, no hay marcha atrás.  Los chicos de la agencia Selvatur – que ofrece esta peculiar actividad – me piden que me ponga de puntillas, en el extremo borde de la plataforma, para atarme al cable… Debajo, sé que hay por lo menos 40 metros de vacío: las nubes mañaneras aún tapan provisionalmente el paísaje. Estamos en el Bosque de las Nubes de Monteverde ; al contacto del frío de las alturas, la humedad cálida producida por la profusion de vegetación tropical crea este precioso fenómeno que parece cubrir los árboles de un velo liviano de seda blanca. Cazador de imágenes, no quiero perderme esta. Agarro mi cámara con la mano derecha. La otra tiene que sujetar el cable, no demasiado para no frenarme ni demasiado poco para no empezar a girar sobre mi mismo como un títere. Faltaría más… “Levanta las piernas y déjate deslizar”, me gritan los chicos. He visto claramente un destello socarrón en sus ojos… ¡Allá voy!

Tirolina en Guanacaste.

El primer reflejo es cerrar los ojos mientras se alejan los “aúpas” en mi espalda y voy cogiendo velocidad. 250 metros, 300 metros: llego a la segunda plataforma. ¿Si me quiero bajar? ¡Ni hablar! Ya le he cogido el gustillo y el miedo del primer momento ha cedido el paso a una increible sensación de libertad. Superman, puedes irte a casa, chaval. Ya no me procupa tanto la técnica y puedo disfrutar de lo que veo, huelo y siento allí arriba. Lo grabo todo, salvo los olores: fragrancia a tierra mojada, vapor con aroma a clorofila que emana de los bosques enmarañados de donde sale de vez en cuando una escuadrilla de coloridos pájaros… Ya he cruzado el mar de nubes, la temperatura ha cambiado y rozo la copa de los árboles a toda velocidad. Llego ya a final de mi viaje por las nubes… Me he deslizado a lo largo de casi dos kilometros de cable. ¡Una pasada! A quién le sobra bilirubina, los paseos en tirolinas también se pueden combinar con descenso de cañones. En La Fortuna, por ejemplo, se baja en rappel atravesando una cascada de más de 50 metros de altura, una delicia refrescante contra el bochorno tropical.

Estoy listo para el siguiente escalón de mi viaje “vertical” por los bosques de Costa Rica: un recorrido por los puentes colgantes. Esta delicada arquitectura aérea fue concebida para que los biólogos pudieran hacer su trabajo de investigación más cómodamente. Estos puentes se encuentran sobre todo en Monteverde, en Arenal y Tilarán y cerca de Quepos (costa pacífico central), lugares donde se concentra mucha biodiversidad. De hecho, esta es la gran baza de los puentes colgantes: la observación de la fauna y flora locales. Recomiendo hacer el recogido al amanecer (los animales son más visibles porque salen a alimentarse), y en compañía de un guía que sabrá enseñarnos lo que nuestros ojos no están acostumbrados a detenernos a ver. ¡ Se ruega no tocar ! A no ser que disfrutéis de una picadura de hormiga “bala”…

hormiga Bala

Mejor abrir grandes los ojos y veréis (¡y oiréis!) sobre todo a los monos aulladores y vereis a los monos cara blanca, cohatís, tucanes y colibrís, enormes mariposas morpho iridescentes (cuyos colores cambian según les incida la luz), bromelias, Helicónia danielsiana (flor endémica) Aristolochia grandiflora (la flor más grande de centroamérica), orquídeas, carloduvica palmata (no, no habéis pisado nada. Es la flor que desprende solita un suave hedor que las moscas consideran delicioso), acacias colinsii o “sombrilla de pobre” (cuyas hojas gigantes sirven de paraguas de fortuna)…

De noche, la selva es otra… La falta de visibilidad agudiza el oído y se ven también otros animales. Descúbrelo con el Night Tram de la empresa Natural Wonders que ofrece paseos de entre 1h-1:30 h en teleférico nocturno por los bosques del Parque Nacional de Monteverde. Al caer el sol, salen insectos y mamíferos nocturnos como los cohatís, mapaches, águtis pacas, conejos, pecaris, perezosos, murciélagos… Un consejo si no quieres parecerte a una frambuesa: úntate abundantemente con crema antimosquitos. Y no te asustes con los gritos desgarradores que te llegan desde la espesura negra. No es el “coco” sino el mono aullador cuyo grito está a medio camino entre el rugido de un león y el de un Johnny Weissmuller acatarrado. Y cuando casi llegas al término, te sirven un café con galletas para calentarte. ¿Qué más se puede pedir ?

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Selvatura Park. En el Bosque de Nubes del Parque Nacional de Monteverde. Supuestamente el recorrido en tirolina más largo de Costa Rica (15 cables, 18 plataformas) y cerca de 3 km de puentes colgantes, algunos de hasta 170 m. de altura.

Hacienda Guachipelín. En el Parque Nacional Rincón de la Vieja. Ofrece paseos con tirolina combinados por descenso de cañones y otras muchas actividades.

Rainmaker (zona de Quepos). Una montaña y reserva de la biosfera protegida. Ofrece hasta 250 metros de puentes colgantes sobre el rio Seco.

Ecoglide. En La Fortuna de San Carlos. Recorrido de 540 metros en tirolinas + el “Tarzan Swing” (que consiste en saltar desde lo alto de un arbol y columpiarse atado con cuerdas de seguridad).

Sky Adventures. En los parques nacionales de Monteverde y Arenal. La empresa ofrece una combinación de paseos en tirolinas, en puentes colgantes y en teleférico. Tiene una de las lineas más largas de tirolina con 770 metros de longitud.

Natural Wonders. En el Parque Nacional de Monteverde. Ofrece recorrido en teleféricos de día y de noche (day tram o night tram) de unos 1,5 km. Con carritos electricos de 2/3 personas que se pueden detener a voluntad para mejor observación de los animales.

Los consejos del fotógrafo:

–       Llevarse una bolsa de plástico a mano para proteger tu cámara de los chubascos tropicales repentinos.

–       Llevarse un trípode. Hay poca luz en el interior de los bosques incluso en las horas de mediodía.

–       Llevarse un flash para capturar momentos de acción rápida o dar un toque de luz a nuestro encuadre.

–       Llevarse un disparador remoto para evitar las trepidaciones cuando utilizemos velocidades de obturación baja. 1/60 de seg e inferiores. Hoy con los modernos objetivos con estabilzador de imagén podremos bajar la velocidad hasta un 1/8, o incluso 1/4 dependiendo de nuestro pulso.

–       Aconsejable un objetivo angular (entre 20 -28 mm) para los paisajes y un teleobjetivo (200-300 mm) para los animales más distantes. Si deseamos poco peso mejor utilizar un objetivo zoom que nos cubra entre los 28 a 300 mm.

–       Mejor ir lo más ligero posible o llevar todo en una mochila para una mayor libertad de movimiento en las manos.

–       Llevarse un GPS como medida de precaución. Si, algo caro, pero puede sernos de gran ayuda en carretera y también dentro del bosque.

–       Mejor ir vestido con camisas de manga larga, pantalones largos, botas o calzado cómodo para caminar.

–       Y por fin no olvidar llevarse agua, un repelente para insectos y gafas de sol.

Equipo utilizado:

Cámaras Canon  1Ds, 5D mark II.

Objetivos: 24-105mm, 70-200 AF IS 2.8, 17 mm TS-E, 105mm macro

Flashes Canon 580 EX II, YN-460 II, y controladores remoto RF-602 para Canon

Ropa: de Trango,  Hi-Tec, Lowepro mochilas