Tromso insólito
Descubre por qué es de lo más normal poner dos « putas » en su cama en Tromso ; ¿a qué saben los horrorosos « kanon salt » ? ¿Por qué las casas rojas son las más baratas ? ¿Cómo los tromsovagen (gentilicio) consiguen hacer la cola en el Metropolitan de Nueva York sin moverse de Tromso?…
Cualquier sitio tiene sus peculiaridades… Desde luego, Tromso y la Noruega ártica no nos han dejado indiferentes.
Paisajes « hitchcockianos »
Lo primero que nos dejó impactados, nada más empezar nuestro periplo por estas tierras heladas, es que uno tiene la sensación de ver… ¡en blanco y negro ! En días de tiempo , el cielo nublado y la nieve se confunden y forman una uniformidad nívea tan sólo rota por los árboles secos y las rocas ennegrecidas por el frío. Menos mal, pasamos de vez en cuando por aldeas donde las típicas casitas de madera multicolores nos confirman que no estamos en una vieja peli de Alfred Hitchcock ni tenemos trastorno ocular. Nos enteramos, por nuestro simpático guía local Knut, que la pintura roja era las más barata en el pasado, por el óxido de cobre que entraba en su composición y que era económico. Por lo tanto, las casas rojas que hoy vemos en el campo eran a menudo granjas. También se encontraban en ciudades como Tromso: eran granjas urbanas que los ricos comerciantes mandaban construir contiguas a sus mansiones para tener a mano su ganado, los cereales y personal doméstico. Hoy han sido reconvertidas en talleres de artistas u oficinas.
Caramelos salados
Pasamos por una gasolinera. Veamos si hay chuches… Compramos una bolsita de Kanon Salt sin saber lo que es… No leemos noruego : difícil de identificar la composición. Resultan ser caramelos salados (y no un poquito) con sabor a regaliz… Raras veces hemos comido algo tan horroroso. Pero los paladares vikingos parecen apreciar este tipo de golosinas… Encontramos otros manjares « inhabituales » en los bufetes de desayuno de los hoteles tales como paté de hígado, arenques en salsas con tomate, nata, curry o en gelatina con especias, un queso de cabra dulce color chocolate, burgers y pasteles de pescado… Para un estómago poco tímido, no está nada mal.
Deporte social
Y digo yo que no se pueden escatimar calorías en estas latitudes polares…
Además, los noruegos son gente bastante deportiva. Nuestro guía nos explica que el deporte es un vector social en Tromso, al igual que los coros, la música, el tiro o la artesanía : « cuando el español se va al bar, nosotros hacemos actividades sociales », nos explica Knut. Cada mochuelo en su olivo… La cultura tiene, efectivamente, buen lugar en la vida cuotidiana de los habitantes de Tromso. Aquella noche, la nueva catedral emblemática de Tromso – por su diseño contemporáneo, obra del arquitecto noruego Jan Inge Hovig – acoge un coro de música sacra interpre
tando un requiem de Gabriel Fauré. Pero Knut nos lleva, mejor, al Verdens Teatret, un adorable teatrillo de los años 1920 que ha conservado las pinturas murales de origen. El Teatro acoge una parte del Tromso International Film Festival (el más importante de Noruega, con cerca de 56 000 entradas vendidas en cada edición). Algunas películas se proyectan al aire libre, aprovechando las largas noches polares… Y los sábados, se retransmiten por video conferencia las obras operísticas que tienen lugar en… el Metropolitan de Nueva York.
Antes de despedirnos de Tromso, nuestro simpático guía nos lleva a a tomar una cerveza « made in Noruega » e
n el pub más antiguo de la ciudad : Ølhallen. Retiro todo lo que haya podido pensar – con mala fe – de los Noruegos. Son un pueblo afable y muy acogedor. Bajo el hielo, el calor. Y colorín colorado…
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Lo divertido que es conducir en las carreteras de Tromso con nieve.