La vida en tiempo de frío polar
Texto: Nathalie Pédestarres / Fotos : Santiago F. Fuentes.
Vivir la mitad del año sepultado bajo metros y metros de nieve, con temperatura entre -5 y – 50°C y con dos meses de eterno crepúsculo (el famoso sol de media noche) no se improvisa. Fototravel ha experimentado el (incómodo) cotidiano de un turista español en Tromso…
La antigua maestra de escuela de mi madre, que llevaba bigote y una gran manta de lana marrón a modo de abrigo en invierno, solía acallar las mofas de sus alumnos sentenciando: “el ridículo nunca ha matado a nadie. A cambio, el frío…”
Tenía toda la razón la sabia vieja… Sin embargo, para una mujer no acostumbrada a las temperaturas árticas, vivir en Tromso equivale a perder toda feminidad : la ropa de invierno en gore-tex no está especialmente pensada para ser sexy… Mallas, pantalones, sobrepantalones o, peor, los petos térmicos goman todas las curvas y te hacen una silueta « amorcillada » (ni te cuento cuando mides poco más de 1,50 m…). Toda esta ropa está hecha con materiales sintéticos. Al final del día, parece que te has peleado con una manada de zorros… El gorro te aplasta el pelo y olvídate de andar con tacones sobre las aceras heladas si no has trabajado antes en Holiday on Ice… No te laves el pelo ni te pongas una crema hidratante (que, necesariamente, contiene agua) justo antes de salir al frío o te convertirás en un polo. Pero bueno…
Cada vez que entras en un coche o un sitio cerrado que tiene calefacción, tienes que ejecutar una tediosa « danza de los siete velos » : quitarte capas y capas de ropa para volver a ponértelas enseguida. Los que padecen incontinencia lo tienen chungo… Y no vale fingir que el charco que arrastras inevitablemente por todas partes es la nieve derretida que has traido de fuera pegada a las suelas.
Por la mañana, si no tienes garage, puedes estar buscando tu coche un buen rato. ¡Has dado con ello ! Este montículo niveo delante de tu hotel es… tu vehículo. Después de haberlo desenterrado con pala y escoba, te encuentras con que las cerraduras están heladas y puedes abrir la puerta Algunos tienen imaginación para descongelarlas…
Y si eres una mujer, ¡ni lo intentas !
Con temperaturas negativas, las carreteras se convierten en pistas de bobsleigh… Menos mal, los vehículos están pensados para agarrar a la carretera – ¡los fabricantes de neumáticos deben forrarse en los países nórdicos, nunca mejor dicho ! Los quita-nieves patrullan las carreteras incansablemente. Empatizemos con los conductores de estos vehículos que deben aburrirse como ostras… Los « tromsonianos » ya no saben qué hacer con estas ingentes cantidades de nieves. Las amontonan en los cruces de las calles donde pasan a recogerlas camiones y excavadoras antes de tirarlas al mar…
Con la primavera, lo que en nuestras latitudes son simples chubascos, allí son tormentas de nieve espantosas que te ciegan la visibilidad en un abrir y cerrar de ojos (ja ja). Tienes que guiarte en la carretera con las luces del coche que tienes delante. Y si no hay nadie delante, alea jacta est… Reza para no estar bordeando un fiordo sin pretil.
Pero no hay mal que por bien no venga. Las temperaturas polares han hecho que los escandinavos tengan unos interiores super cucos y cálidos. También han desarrollado una cultura del café muy acogedora. ¡Qué gustazo poder dejarse caer en un sofa para saborear un chocolate caliente !
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¡¡¡DIOS MIO!!!! ¿y se puede vivir asi todo el año?.
La verdad es que debe de ser muy bonito de visita…. y como lo cuenta la periodista más… Pero para toda una vida debe ser muy duro.
En cualquier caso: Habra que ir