La Posada de Lalola, Somontano
Voluptuosidad en los viñedos del Somontano
Escondida – lo justo – en pleno Parque Cultural del río Vero, la Posada de Lalola es uno de estos chollos que uno guarda celosamente en su agenda secreta… ¡Pero en Fototravel, no somos así! A continuación te damos un anticipo de lo que encontrarás en este rincón epicúreo si te decides a pasar un fin de semana (o más) allí, bien acompañado/da, mejor… Porque La Posada de Lalola es mucho más que un simple hotel con encanto…
Hace unos quince años, Miguel Angel hizo lo que muchos empresarios estresados – como él lo estaba antes… – le envidiarían aún hoy: largarse al campo para vivir feliz, al ritmo de las estaciones y no al de las cuentas de resultados.
Eligió la aldea de Buera para abrir, primero, un restaurante llamado Lalola (en homenaje a los vecinos franceses que se enamoraron de esta comarca oscense), con una decoración muy personal y cuya carta de especialidades aragonesas y catalanas cambia según los caprichos de la naturaleza: frutas y verduras de temporada, la carne y el pescado del día que ofrece el mercado de Barbastro, repostería casera, quesos de cabra artesanos…
En la cocina, participa toda la “familia”, sobre todo Mar, la compañera de Miguel Angel y anfitriona “con encanto”. Los platos (la fórmula es la de un “pica-pica” copioso que da a probar varias especialidades) tienen el rico sabor de lo casero auténtico, amenizado con los buenos caldos de la tierra que no faltan en la bodega bien surtida de Lalola.
El éxito del restaurante animó a Mar y Miguel Angel a abrir un hotelito… Más que nada porque sus comensales, cuando salían tarde de la mesa, bien alimentados y “animaditos” por el vino, no tenían muchas ganas de subirse al coche y meterse en la carretera. Es que… se está demasiado a gusto en el comedor de Lalola, con Miguel Angel que cuenta, incansable y con gran sentido de humor, sus “batallitas” y anécdotas hilarantes. Así que, en una vieja casa del siglo 19 que hace frente al restaurante, han acondicionado siete habitaciones ultra cucas y confortables, cada una con su decoración propia que mezcla mobiliario rústico y detalles románticos (algunos cuadros firmados, ramos de flores campestres, libros…)
Con el efecto lenitivo del aire puro y el silencio del campo, se duerme de maravilla en unas camas de abuela mullidas con sábanas suaves que huelen a sol. Las habitaciones dan también a un saloncito donde, en invierno, Miguel Angel enciende la chimenea.
Por la mañana, los huéspedes que se quedan pegados a las sábanas tienen el sumo placer de encontrar detrás de la puerta de su habitación una cesta de mimbre que contiene zumo de naranja natural, café con leche calentito, crujientes rebanadas de pan de pueblo con mantequilla y mermeladas o un trozo de bizcocho casero. Cuando el tiempo lo permite, se puede degustar este desayuno de reyes en la terracita adornada con salvia, rosas y plantas aromáticas.
Pero vamos, a este ritmo y sin mover un poco el hueso cuqui, nos pondremos “fondones”… Los más atrevidos pueden ir a hacer barranquismo o brincar por las vias ferratas de la Sierra de Guara. La zona de Alquézar y del río Vero – donde está ubicada Lalola – es una de las mejores de España para practicar estos deportes. De hecho, en Alquézar, encontraréis unas cuantas buenas agencias de canyoning (con guías fornidos, guapos y simpáticos… Información de primera mano).
Y si no gusta oler a sudor y a neopreno “meao”, Miguel Angel – en fiel embajador del Somontano – diseña también rutas enológicas o culturales por la comarca para sus huéspedes. Hay por allí unas cuantas maravillas del arte románico y unas bodegas que harían palidecer de envidia al mismísimo Guggenheim.
Una verdadera delicia…
Calle de la Fuente, 14.
22146 Buera
Tél. : +34 974 318 437 o +34 619 225 102
Los precios rondan en torno a los 70 euros/noche, desayuno incluido, y en torno a 25 euros por persona para cenar (¡ muy bien !). Vale, no son precios “mochileros” pero el entorno y la calidad del sitio, así como el esmero de los dueños, lo valen aaaampliamente.