Nicaragua. La bella superviviente
Yelba ya sabe que va a causar extrañeza cuando dice que la capital de Nicaragua se esconde bajo la gran alfombra de árboles que se extiende a los pies del mirador de Tiscaya. ¿Managua y sus casi dos millones de habitantes? No es posible. “Pero sí -arguye esta voluntariosa guía local-. No olviden el fatal terremoto que sufrió esta ciudad en 1972. Desde aquellos días sólo se han construido edificaciones de una sola planta que quedan ocultas bajo las ramas.
(C) Miguel Mañueco
Los edificios altos que ven son los que se mantuvieron en pie”. Ahí están el Parlamento, la catedral neoclásica, la Casa Presidencial, el teatro Rubén Darío y la torre trapezoide del hotel Crowne Plaza. Quietos símbolos de la supervivencia nicaragüense a los desastres naturales y también políticos. “La vida sigue y aquí seguimos; nos ayudamos unos a otros en lo que podemos”, apunta Elvina Torres en su puesto de frutas tropicales sin saber que está explicando la razón del “buen rollo” que se respira en el país. En el habla de los nicaragüenses, que a sí mismos se llaman “nicas”, se cuelan argentinismos como el “vos” o el “vení”. Así se expresan los muchos vendedores que se acercan a los coches en los semáforos de la Managua revivida, que no es más que una sucesión de barriadas de casas bajas que han crecido a la vera de las viejas carreteras como única planificación. Y siempre las densas arboledas, que disimulan los desaguisados. Y siempre las sonrisas.
Un convencido “vivamos el momento” es lo que se respira en el animado mercado popular de la terminal de buses Israel Lewites, y también en el otro extremo: los lujosos centros comerciales de la avenida de Masaya, en torno a la ruta que lleva a una de las ciudades esenciales del país. Enraizado centro comercial y foco del sandinismo, Masaya es alegre y bulliciosa, famosa por sus mercadillos, fiestas y tradiciones. Su cuadrangular entramado callejero es puro ajetreo de tiendas, anunciadas por rústicos carteles que cuelgan de fachadas con cierto primor colonial. Los vendedores ambulantes de comida se acumulan en los alrededores del gran mercado, casi oriental de tan profuso y abigarrado. Lo más selecto se vende dentro del bien restaurado Mercado de Artesanía, construido en 1881 y escenario de los más prestigiosos eventos folclóricos. ¿Y esa extraña nube a lo lejos? “Es puro azufre y sale sin cesar del volcán Santiago, toda una atracción; la puerta del averno para los indígenas y también para los conquistadores españoles, que plantaron en el mismo cráter una gran cruz para disuadir a los demonios de sus ganas de excursionar por entre las almas”, aclara Lina, una maestra que recuerda con nostalgia los días de la alfabetización sandinista.
Las ganas de vivir y “pasarla” bien a pesar de todo eclosionan en la cercana ciudad de Diriamba durante las fiestas de Santiago, muy carnavalescas, con músicas ancestrales y enormes máscaras de cara blanca que en su día fueron mofa de los españoles. De decir cosas con buen humor saben mucho en la histórica Granada, situada más al sur, a orillas del lago Nicaragua. Repletas de matices son las charlas de los más reconocidos intelectuales en la Casa de los Tres Mundos, espacio de cultura en medio del entramado colonial. Y luego se alargarán las fluidas conversaciones en alguno de los deliciosos restaurantes de siempre o en un añejo café de tertulias. A última hora buscarán la brisa, pues es intenso el calor, entre las arboledas que bordean el enorme lago Nicaragua, y allí se entretendrán observando a los muchos chavales que juegan al béisbol en improvisados campos. “En Nicaragua es el deporte nacional. Todos sueñan con llegar alto en algún equipo, aunque no sé yo si al final tendrán que pasarse al fútbol, pues cada vez está ganando más terreno”, señala uno de los ancianos que observa el entrenamiento. Sus familiares saben que ahí se quedará toda la tarde y no contarán con él para pasearse en barca por ese mar interior que es el lago Nicaragua, cuyos encantos turísticos ya han empezado a ser explotados, sobre todo en sus islas: Ometepe, Zapatera y Solentiname.
De turistas ya saben bastante en la cercana costa del Pacífico, pues debido a su clima más seco ya hay hoteles y resorts en varias de las playas. Allí se encuentra la muy popular ciudad de San Juan del Sur, cuya Semana Santa no se perdería por nada del mundo Imara, joven estudiante de Managua: “Hay que reservar con mucha antelación porque en esos días se viene aquí media Nicaragua y son cuatro días de bailar ritmos latinos sin cesar”. En cambio, apenas hay turistas o nacionales que visiten la costa caribeña, porque no hay carreteras asfaltadas que lleguen hasta allá y porque es terreno muy húmedo y cálido, repleto de selvas y pantanos. Tierras autónomas donde habita mucha población negra de origen jamaicano, que habla un inglés ininteligible y juerguea a son de puro reggae en ciudades como Bilwi y Bluefields, hasta donde sí llegan pequeños aviones.
Con qué versos nítidos y certeros describiría Rubén Darío estas y otras cosas actuales de su país. Su tumba se halla en la neoclásica catedral de León, su colonial y universitaria ciudad de origen, situada hacia el norte. Se halla el panteón de este genio literario, que tanto ha inspirado a tantos, dentro de la maciza catedral neoclásica. Se ufanan asimismo los leoneses del complacido sosiego de sus calles, iluminadas por el colorido de las viejas fachadas. Lo dice el peluquero Duley Juárez mientras rasura al cero a un niño en su viejo local, y parece referirse a todo el país: “No deja de haber problemas, pero mire a todas esas personas que caminan por la calle. No parecen muy infelices, ¿verdad?”.
(c) Miguel Mañueco
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Moneda
El córdoba (1 € = 30,19 NIO a 08/2010). En todos los lugares aceptan y de hecho prefieren los dólares americanos.
Diferencia horaria: Menos 6 horas UTC/GMT
Información
– Embajada de Nicaragua en España (Paseo de la Castellana, 127, Madrid, tel. 915 555 510).
– www.vianica.com
Cuándo ir
La temperatura se mantiene estable todo el año en torno a los 25º. La época de lluvias dura de junio a noviembre
Cómo llegar y moverse
No hay vuelo directo desde Madrid, por lo que la mejor opción es viajar a través de Costa Rica, por ejemplo con Iberia (www.iberia.com). Desde San José varias líneas cubren el trayecto hasta Managua, una de ellas es Taca (www.taca.com).
Desde la capital, en caso de no optar por rutas organizadas, hay buses y microbuses, de distintos niveles de confort y precio, en dirección a las principales ciudades que salen de la terminal de la UCA y la de Israel Lewites.