Monaco
Mónaco en verde
Difícil imaginar un Mónaco campestre… Sin embargo, el diminuto principado se vuelca ahora en una necesaria ecología bajo la batuta de su nuevo soberano. Aún así, habrá que esperar que las ranas críen pelos para ver florecer campings mochileros en lo que sigue siendo uno de los destinos turísticos más lujosos del mundo.
Texto: © Nestor Poireau
¿Quién diría que Mónaco fue antaño una de las regiones más pobres de Europa? Guillaume Rose, vicepresidente de la Dirección de Turismo y Congresos del Principado de Mónaco, cuenta que, hasta hace un par de siglos, Mónaco no era más que un pequeño territorio agrícola que malvivía del cultivo de cítricos… Adquirió su independencia y soberanía en 1861 y es gracias a la construcción del famoso Casino de Monte-Carlo lo que lo ha convertido en el primer ejemplo de marketing turístico de lujo de Europa.
Hoy, el turismo es la mayor fuente de ingresos del Principado (15% de su PIB), con algunas especialidades como el deporte, el juego (los casinos generan el 4% de los ingresos turísticos) y los cruceros (el Principado recibe a 400 000 pasajeros de cruceros al año). Esto supone que el Principado facilite una capacidad hotelera suficiente para acoger al millón de pernoctaciones que registra anualmente. La urbanización está al borde de la saturación y por lo tanto, Mónaco no tiene más remedio que construir ecológico. Ecología y desarrollo sostenible son el caballo de batalla del Príncipe Albert II, el monarca actual, cuya Fundación ecológica (www.fpa2.com) ha conseguido, entre otras cosas, prohibir el consumo de atún rojo (especie en peligro de extinción) en las cocinas de los restaurantes monegascos. “Todos los hoteles se han adscrito a medidas de ahorro de energía y reciclaje de los resíduos, nos confirma Guillaume Rose. Y el Grimaldi Forum [el palacio de congresos, NDLR] ya ostenta la certificación ISO 9004”. El Principado también ha desarrollado el uso de transporte público (autobuses y bicicletas de uso libre) además de ser el primer país con el mayor parque de coches eléctricos.
El Principado también ha iniciado una cierta apertura hacia un turismo menos elitista con una oferta de hoteles en 3 estrellas (cabe destacar el nuevo Novotel Monte Carlo, www.novotel.com) y precios realmente interesantes en término de oferta cultural (una entrada para ver una representación de los Ballets de Monte-Carlo cuesta unos 20 €). Aún así, el Principado no quiere “malvenderse” y sigue posicionado en el segmento del turismo de lujo, con algunas novedades que destacar como la reapertura del mítico hotel de lujo Monte-Carlo Bay, los nuevos bares de copas Mood’s, Buddha Bar y Black Legend, de los restaurantes MayaBay (cocina oriental) y La Brasserie de Mónaco y la futura apertura del Yacht Club (en 2014) diseñado por Sir Norman Foster.
Otra baza de Mónaco es la calidad de su exhaustiva oferta cultural, con eventos tan conocidos como la temporada de ópera en la Salle Garnier, las exposiciones en el Acuario, el Grimaldi Forum y el nuevo Museo Nacional de Mónaco (www.nmnm.mc), el Festival de Jazz, el Festival del Circo, el Grand Prix de F1 y los Tennis Masters. Y no hay que olvidar la oferta culinaria cosmopolita del Principado – que lanzó a chefs de la talla de Alain Ducasse –, una tradición termal que remonta a más de 150 años y … ¡el mar! a orillas del mediterráneo, Mónaco tiene pocas, pero tiene playas, como por ejemplo la del Larvotto.
Tal vez vale la pena (re)visitar este peculiar destino para comprobar si es cierto – como reza su himno – que “el cielo allí es siempre puro y sus orillas siempre floridas”…
Más información en www.visitmonaco.com