Ecología, reforestación
Texto: Nestor Poireau / Fotos: S. Fernández Fuentes
¿Ecología o economía?
El escepticismo de algunos organismos ecologistas – que participan estos días en la COP 16 en Cancún – apunta a la hipocresía de los Estados y la voracidad de las multinacionales en el fracaso de las negociaciones para remediar el cambio climático.
Tras el fracaso de la COP 15 (la Cumbre del Clima mundial auspiciada por la ONU) en Copenhague el año pasado, su sucesora la COP 16 – que tiene lugar en Cancún hasta el 10 de diciembre de 2010 – pasa completamente desapercibida, recibiendo escasa cobertura mediática y nulo interés civil. Es cierto que el asunto de Wikileaks tiene mucho más morbo… El desinterés por los asuntos medioambientales es manifiesto, salvo tal vez por los organismos ecologistas más comprometidos y virulentos con las cuestiones medioambientales y sociales como lo son Vía Campesina.
Las declaraciones de buenas intenciones, como la que tuvo ayer España mediante la intervención la ministra española de Medio Ambiente, Rosa Aguilar (que apostó para que la Unión Europea eleve su compromiso de reducción de gases contaminantes del 20 al 30% en 2020 respecto a los niveles de 1990), no son más que palabras… Misma cosa por parte de Estados-Unidos: mientras Todd Stern, el responsable de Negociaciones relacionadas con el Cambio Climático, fanfarroneara que “ninguno de estos asuntos [refiriéndose a los asuntos dejados sin resolver al clausurarse la COP 15] es inalcanzable para nosotros y ninguno debería ser descartado.[…] Un acuerdo que no presenta progresos significativos en todos ellos es inaceptable.”, también admitió que no espera a que se llegue a un compromiso legalmente vinculante respecto a emisiones de gas efecto invernadero durante la COP 16. El carácter vinculante del Protocolo de Kyoto fue precisamente el mayor escollo y tema de discrepancia entre los países reunidos durante la COP15. Y sigue siéndolo, obviamente. “No se puede obtener siempre la perfección”, añadió Todd Stern. Más bullshit …
Uno de principales temas de discusión de la COP 16 ha sido la lucha contra la deforestación y la implementación del programa REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) mediante una provisión de unos 150 millones de dólares como compensación por no explotar amplias extensiones de bosques y ahorrar así toneladas de carbono. Los países que beneficiarían de esta provisión son Bolivia, Camboya, República Democrática del Congo, Indonesia, Panamá, Papuasia-Nueva Guinea, Paraguay, Filipinas, islas Salomón, Tanzania, Vietnam y Zambia. Para financiar este programa, se estudian varias opciones: crear un fondo multilateral o una conexión con el mercado del carbono que incitaría los países desarrollados a pagar a los países mencionados a cambio de créditos carbono negociables en el mercado. Pero algunas ONGs como Friends of the Earth no son pardillos… Denuncian una escapatoria para países industrializados que aprovecharían este dispositivo para compensar sus emisiones en vez de disminuirlas. Además, un flujo masivo de créditos carbono presionaría los precios del mercado a la baja haciendo aún más barato el derecho a contaminar. Para Vía Campesina (movimiento campesino internacional), la COP 16 está “condenada al fracaso”, según su portavoz Alberto Gómez: “la balanza se inclina a favor del mercado del carbono y del REDD, mecanismo que permite acelerar la privatización mundial de los bosques, de la jungla y de los territorios, denunció […] Se han impuesto los intereses de las empresas transnacionales dando un fuerte impulso al esquema financiero que obligará a los países a aplicar un ajuste climático mercantilista”.
La privatización de los recursos naturales y la consiguiente vulneración de los derechos de poblaciones locales son otra inquietud legítima de los ecologistas; escasamente se consulta a estas comunidades a la hora de implementar programas de reforestación. A menudo, los bosques donde viven o de los que sacan su subsistencia son comprados por potentes empresas como Shell o Gazprom que ganan hasta 750 millones de dólares (según un informe de Friends of the Earth) con 1 tonelada de carbono valorada en 10 dólares en el mercado. De estos colosales beneficios, tan sólo 25 millones de dólares serían entregados a las poblaciones locales para mejorar la salud y la educación en sus respectivas comunidades.
En un contexto en el que la desaparición de los bosques representa el 20% de las emisiones efecto invernadero, el verdadero objetivo de la reforestación no parece tan claro…
“Cuando contaminéis el ultimo río, cuando taléis el ultimo árbol, os daréis cuenta que el dinero no se come” – Anónimo.