Juanjo Garrigós y Ana Mena de Fun&Bikes en el evento reivindicativo "Bici critica".

Mad ride in Madrid

Fototravel se unió a la Masa Crítica madrileña que milita por una recuperación del espacio vial urbano por las bicicletas. Moraleja : si bien “mola” ir por Madrid en bici, a nuestra capital todavía le falta mucho rodaje como ciudad tolerante con los vehículos no motorizados…

Texto: Nestor Poireau / Fotos: S. Fdez. Fuentes

Las ocho y media de la tarde, los últimos jueves de cada mes en la Plaza de las Cibeles. De repente estalla un concierto chirriante y ensordecedor de bocinas, campanitas, cornetas, gritos y sonajeros. Toca la salida ritual de la Bici Crítica, un movimiento ciudadano que reivindica la igualdad de uso del espacio urbano asfaltado entre los vehículos motorizados y los de “tracción humana”, en particular las bicicletas. El lema de esta congregación es “usa la bici a diario, celébralo una vez al mes”; de ahí la reunión este día en la Plaza de las Cibeles. Participa quien quiera, aficionados de la bicicleta se entiende, pero también de los patines, patinetes y monopatines o cualquier vehículo no motorizado. La Bici Crítica madrileña no es una asociación a la que uno tiene que pagar una cuota como miembro, tampoco tiene leader ni reglamento. Es ante todo una ideología; la de descongestionar la ciudad usando un modo de locomoción ecológico y económico.

Evento reivindicativo "Bici critica". Finales de octubre 2010. Madrid capital. España

La Bici Crítica madrileña se une a un movimiento más amplio, de ámbito planetario llamado la Masa Crítica que tiene manifestaciones en muchas ciudades del mundo y que se habría iniciado (¡ como no !) en China. Todo el mundo habrá visto esas imágenes de calles en China literalmente invadidas por bicicletas. 

De eso se trata: hacer número para que los coches, forzosamente, transijan con esta masa en dos ruedas. “No queremos carril bici, explica Carlos que pertenece a otro movimiento reivindicativo afín llamado BiciResistencia. Queremos compartir el espacio urbano con los coches y que estos nos respeten. Los ciclistas tenemos derecho de circular por las calles de Madrid tanto como los automovilistas”.

Tras salir de la Plaza de las Cibeles, la masa “cicli-criticona” empieza su recorrido en un ambiente de franco alboroto. Aunque no hay ningún cabecilla visible, alguien ha elegido la ruta en el último momento: irán  desde Cibeles hasta la antigua Tabacalera pasando por la Gran Vía. Muchos vienen disfrazados, aquel grupo con plumas en la cabeza, otros de dandis con chaqués y sombreros de copa, otros de piratas, otros de payasos con pelucas de colores… Participa gente de todas las edades, condiciones sociales y nacionalidades, una muchedumbre abigarrada que une una misma afición: Mira la finlandesa y Scott el Australiano son estudiantes Erasmus en Madrid; este señor mayor lleva todavía su elegante traje de negocios y su maletín atado en el portaequipajes; una pareja va en un tándem: “en la bici como en el amor”, bromea él.

Los vehículos rivalizan en ingeniosidad, desde versiones “tuneadas” de la típica “bici del cartero” de toda la vida, hasta costosas máquinas en fibra de carbono o lo último: las bicis eléctricas. Algunos van encaramados en velocípedos poco estables mientras otros van cómodamente sentados en triciclos que se han fabricado a partir de sillas de ruedas o piezas sueltas de bicicletas recicladas…

Sebastian con su bici a medida en el evento reivindicativo "Bici critica".

El cortejo ya está creando disturbios en el tráfico de los coches en el Paseo del Prado… Somos tantos (varios miles, dicen algunos…), que pasarán incontables veces los semáforos al verde sin que los coches puedan arrancar. Las reacciones de los automovilistas varían desde la incredulidad hasta la risa pasando por la franca irritación o la envidia… “Si no fuera porque tengo que ir a recoger a mi hijo a la guardería…”, suspira un señor sentado en su coche con manifiestas señales de cansancio. También hay que reconocer la incivilidad de algunos ciclistas que pasan olímpicamente de las reglas básicas del código de la ruta: se saltan los semáforos en rojo y los stops y cogen sin rubor las calles en sentido contrario si no bajan a toda velocidad por las aceras obligando a los peatones a apartarse apabullados y maldiciendo.

¿Y qué hace la policía? Interviene discretamente en la Gran Vía, pidiendo en tono paternalista y con ayuda de un megáfono que, por lo menos y por favor, no invadamos el carril contrario. “La policía está al tanto de la Bici Crítica, precisa Alberto, un empresario madrileño especializado en diseño interior, que ha venido con su hijo. Y aunque nunca pedimos permiso al ayuntamiento para reunirnos una vez al mes, también hay directrices para que haya tolerancia”.

Tensión en un cruce de calles: hemos bloqueados a un coche oficial y un guardaespaldas sale escopetado con los ojos exorbitados y la cara pálida. Deben estar pitándonos los oídos… Nosotros elegimos este momento para volver a casa. La verdad es que la experiencia ha sido tan placentera como estresante. Madrid se ve de otra manera en bici: se goza mucho mejor de su arquitectura señorial y uno llega a embriagarse por el placer de sentir el aire fresco en la cara en lugar de estar congestionados por los nervios, encerrados en un habitáculo.

Pero hay que tener también mucha experiencia y sangre fría para saber desenvolverse en el tráfico alocado de la ciudad, expuestos a ser rozados por autobuses o taxis, atentos a no estar nunca en el ángulo muerto de los coches que, que queramos o no, siguen siendo los dueños de las calles.

Más información en http://bicicritica.ourproject.org/web/